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La Meditación y el Pensamiento



Texto de Presentación:

¿Parar la Mente o ... transformar la energía de los Pensamientos?
Los Pensamientos son
una manifestación de los cauces desarrollados por la evolución de las Conciencias.

Al llevar nuestro sentir hacia percepciones de nuestro interior, estamos transformando la "energía pensante" en "energía de percepción interna", pues al aplicarnos a la percepción de "ese fluir vital" se va expresando en la forma de "sentir interno" y no ya de "pensamientos".

Texto auxiliar:

Los Pensamientos vienen a significar la expresión de los Valores desarrollados por la Humanidad en la atmósfera psíquica comunitaria. Los Pensamientos poseen vida en sí mismos, pero son entidades energéticas necesitadas de "estructuras de conciencia" que los expresen para posibilitar su propia evolución. Nuestros Cuerpos son las estructuras de conciencia que les posibilitan su manifestación. Nuestra Mente es el “radar” que los canaliza, que los percibe con posibilidad de expresarlos, de darles vida manifiesta a través de acciones específicas.

Cuando adquirimos la capacidad de situarnos en un papel de mero “observador” de lo que llega a nuestra personalidad, de observar los pensamientos como algo percibido que nos llega “del exterior”, nos damos cuenta de que “parar la mente” conlleva una toma de conciencia de que los Pensamientos pueden ser “mantenidos al margen” (transformándolos en otro tipo de energía) , sin afección o intervención alguna en nuestro ser emocional.

La Mente no es sólo aquello donde intervienen los Pensamientos. La Mente es la plataforma de nuestro Ser a través de la cual vamos a ir percibiendo el fluir constante de los Valores del Infinito, de la Realidad Esencial en sus infinitos modos de manifestación. Al ser los Pensamientos fruto de la evolución sensorial que han ido posibilitando los Sentidos físicos, es lógico que los pensamientos nos conduzcan hacia los hechos de contenido material sobre los que se han desarrollado esos Sentidos.

En el Sentir interno o extrasensorial es en el que podemos tratar de ir situando nuestra conciencia cuando tratamos de Meditar hacia Valores de trascendencia. Al llevar nuestro sentir hacia percepciones de nuestro interior, estamos dificultando la intervención de los Pensamientos, pues la percepción de "ese fluir vital" se va expresando en la forma de "sentir interno" y no ya de "pensamientos", siendo así como podemos ir alcanzando a percibir esos Valores inherentes a nuestro Ser, para que desde la conciencia de ellos podamos dirigir de otro modo nuestra vida, al mismo tiempo de irnos posibilitando conexiones con otras realidades de la vida del Ser, de la realidad Esencial que genera las manifestaciones de la Vida.

La percepción interior más fácil de realizar es el seguimiento de nuestra respiración, pues está muy conectada con el sentir físico. También lo es el seguimiento de la relajación muscular, del estado de nuestra musculatura. Y ambas juntas nos permiten introducirnos en la percepción de los estados de nuestra estructura anímica, lo cual ya tiene más que ver con nuestro Sentir interior, donde podemos apreciar nuestra Calma o nuestra intranquilidad, nuestra Paz o nuestro desasosiego, nuestro Desapego o nuestras dependencias, etc.

Mas ... ¿cómo tomarnos el acto de Meditar? ¿Hacia qué fin y mediante qué práctica? Podemos optar por "introducirnos en Nuestro Interior para alcanzar la convicción de que somos una Realidad que trasciende lo material", o bien "cultivar la toma de conciencia de Nuestros Estados Internos, para tratar de llevarlos a modos más propios y en consonancia con los Valores de nuestra Esencia, para desde ellos procurar conducir nuestra vida, y no tanto desde los valores mentales externos, de donde surgen con facilidad las rivalidades generadoras del desamor y sufrimiento que caracteriza a nuestras vidas".

Para este trabajo con la Mente, se precisa de aire limpio y fresco, sin velas o aromas que bloqueen la intervención de las áreas de nuestro Cerebro donde se desarrolla nuestra Conciencia. Iniciaremos estas prácticas con los ojos cerrados, para concentrarnos mejor en lo que hacemos, pero es importante que podamos llegar a hacerlas con los ojos abiertos. Con los ojos cerrados intervenimos cerca de los niveles de la ensoñación, y pudiera no sernos muy útil ante las situaciones de la vida cotidiana. Con los ojos abiertos trabajamos en los niveles de la Conciencia, y todos sus logros son aplicables a la vida real.
 

Más aportaciones:

Respecto de los Pensamientos que parecen llegarnos reiteradamente cuando tratamos de meditar y acallar la mente y que nos dificultan tal pretensión, debemos considerar que es frecuente que cuando nos ponemos en ese trance de pretensión meditativa, aparezcan pensamientos o imágenes de asuntos que tienen mucho impacto en los modos en los que solemos estar en nuestros estados internos, pero que actuando de forma inconsciente no caemos en la cuenta de lo que nos están condicionando la serenidad de nuestros estados emocionales cotidianos.

Es por eso que si algo viene a la mente a servir de barrera para relajarla, es para que tomemos nota de ello y nos apliquemos a percibir la manera de abordarlo, para lo cual, la petendida serenidad de nuestra mente en tal momento será el modo más propicio. No será oportuno, pues, el seguir en la pretensión de otra acción mental teóricamente meditativa, ya que la apertura a tal intención ya dio resultado ofreciéndonos la consciencia de algo importante a resolver.


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