Órganos de los Sentidos y Cerebro.
Y también sobre la Respiración nasal o bucal y sobre el Tabaco.
En el apartado sobre el Estrabismo se expuso la manera en que se relaciona la Percepción visual con los Hemisferios cerebrales. Ahora me extiendo un poco más al respecto, por cuanto es algo a considerar en otras afecciones visuales cuando tratamos de conocer el hemisferio cerebral implicado en una disfunción ocular.
En esto de las correspondencias entre "los Sentidos" y "los Hemisferios cerebrales", hay que tener en cuenta que no ocurre lo mismo que con los elementos de "Motricidad", del movimiento corporal. "La motricidad" de cualquier parte del cuerpo (y del propio ojo) "está regida por el hemisferio del lado contrario", pero "la función sensorial" es de correspondencia homolateral, es decir, se ubica en el hemisferio del mismo lado.
Así, los movimientos oculares del ojo Derecho serán responsabilidad del hemisferio Izquierdo, pero su percepción visual corresponderá al hemisferio Derecho. Y en esto ocurre una cosa muy curiosa, y es que nuestro ojo de más posibilidad de dinámica de párpados, por ejemplo, será el ojo de menor intervención o eficacia perceptiva; es decir, que el otro ojo, de más torpeza dinámica, tendrá mejor visión; en lo cual se aprecia la coordinación que promueve la propia Naturaleza para ir dando más eficacia a la intervención de esos dos factores de cierto antagonismo como son lo dinámico y lo sensitivo, pero que deben ir interviniendo conjuntamente en los actos de la vida de un sujeto.
Esto mismo que ocurre en lo visual, respecto a las homolateralizaciones sensitivas, ocurre en los demás sentidos. Y esto no se contradice con los cruzamientos de las informaciones que discurren en lo visual a través del quiasma óptico, donde la evolución del órgano de la visión ha ido modificando mucho sus contenidos hasta llegar a la condición humana más avanzada. Ambos hemisferios serán informados (si hay canales neuronales blancos oportunos) de las percepciones, pero uno de ellos será el que tome el protagonismo de intervención sobre ellas, es decir, el que intervendrá en el tipo de actitud mental que filtrará y responderá a la información de que se trate.
Con ambos ojos podemos "ver", pero la cualidad de lo que vemos la determinará la condición que caracteriza al hemisferio que interviene como director en tal proceso perceptivo. Con el ojo derecho tenderemos a "percibir" (recibir la información que emana del objeto); con el izquierdo tenderemos a "analizar" o enjuiciar (proyectarnos sobre el objeto).
Uno de los modos con el que podemos conocer el Ojo dominante de una persona, y por tanto el hemisferio cerebral que está interviniendo, es observando qué lado del rostro avanza ligeramente respecto del otro. Si presenta más la mejilla izquierda hacia el objetivo que mira, es que su ojo director está siendo el izquierdo, e igualmente su oído izquierdo en lo referente a la audición.
Podemos relacionar también esto del párrafo anterior con el llamado "reflejo tónico del cuello", que si bien expresa en los bebés unas acciones reflejas en las extremidades según hacia donde gire el cuello, también nos viene a decir cómo con los modos de presentar frontalmente un lado del rostro, el hemisferio cerebral de dicho lado toma más intervención, hecho el cual resulta muy práctico para poder intervenir con voluntariedad en la condición mental que deseamos intervenga en momentos concretos, e incluso para poder incidir en la actitud pensante para dispersar lo que se nos estuviera manteniendo en la mente, haciendo giros del cuello hacia la mayor lateralidad que podamos cada varios segundos y mientras respiramos con serenidad y profundidad por vía nasal.
En otras palabras, diré sobre lo anterior que con esos giros alternos de la cabeza y un poco mantenidos en las posiciones lateralizadas, lograremos dispersar de la mente al pensamiento que deseamos "se aparte", pues cuando mostramos hacia el frente el lado del rostro del hemisferio donde el pensamiento "no está", éste pierde fuerza de permanencia.
Sepamos también que los pensamientos son "energías psíquicas estructuradas" que deambulan por los "campos atmosféricos" (campos morfogenéticos) que alimentamos entre todos los humanos, y que como tal alimento de nuestra Mente nos llegan para que sepamos los que acoger o los que rechazar. Aquellos que se "instalan" en nosotros podemos estructurarlos de manera diferente en lo que inducen a motivar como respuesta de cada personalidad, en función de lo que hagamos con ellos una vez "instalados" en nuestra mente, siendo así el modo en que "evoluciona" la Conciencia psíquica planetaria, con la labor en ella de cada individuo según cómo utilice lo que "canaliza" de la misma.
Los pensamientos que "aparecen" en nuestra mente no suelen ser "creaciones nuestras", sino que "nos llegan" en función de lo que podemos atraer de modos de pensamiento. Pueden "venir" a nosotros bien porque vibramos en sintonía con la cualidad que tienen y para que operemos con ellos según tendemos a ser, o bien venir para que sepamos qué podemos aún "llegar a pensar" (sin son contrarios a nuestros principios morales) y sigamos trabajándonos en la firmeza de la condición de ser que estamos procurando. Y es así como los pensamientos van ganando o perdiendo "fuerza" sobre las conciencias, pues lo que hagamos desde nuestras actitudes internas lo estamos llevando al campo de energías de los demás individuos.
"Creamos" a partir de lo que "canalizamos hacia nosotros". En las "respuestas" que generemos estará realmente nuestra capacidad creadora, si es que respondemos de una manera diferente de la inercia que suele generar lo que nos llega. Y esto es aplicable tanto a los pensamientos como a las actitudes, acciones y estados de ánimo que expresemos. No solamente existen creaciones en el campo de las Artes, de la Ingeniería, etc., sino también y aún más importantes en el campo de los Comportamientos humanos, donde hay aún mucha barbarie que transformar hasta que la atmósfera psíquica de nuestro Planeta sea de verdadera condición "humanizada".
No nos aflija, pues, el que estemos con frecuencia teniendo que superar situaciones y estados internos que ya creímos haber trascendido (tristezas, dificultades, carencia de ánimo y de otros órdenes, etc.), pues ello es significación, cada vez que las superamos, de estar colaborando en el proceso evolutivo humano. Percibirnos siempre bien, sin trastorno alguno que rompa el "bienestar" de nuestra vida personal, no es precisamente indicio de estar en la Evolución, sino más bien en la Quietud, contraria a las leyes que mueven la Vida gracias a la necesidad de las Interacciones de las que ya se ha hablado y seguiremos hablando; interacciones que se hacen posible en función de los desequilibrios necesarios para todo proceso de crecimiento, es decir, de desarrollo.
La imagen que sigue, muy conocida en la Red, mostrando a una Mujer Girando (compuesta por 34 fotogramas perfectamente secuenciados en un mismo orden) y que podemos verlos girando hacia un lado o hacia el otro, e incluso pareciendo que cambia el sentido de giro, nos puede servir para percibir cómo según el Hemisferio cerebral que esté interviniendo en dicha observación, el giro cambia de sentido si cambia el hemisferio a observarla. Algo aplicable a lo que expone el capítulo de la Dislexia respecto de la dirección "inversa" con la que interviene cada Hemisferio sobre lo que tiende a tener una "unidireccionalidad" o sentido único, como es la Grafía de la escritura a que alude dicho capítulo. Si contemplando los giros de la Mujer intervenimos en nuestro cuerpo forzando la atención o intervención (con alguna dinámica muscular de uno de los lados, por ejemplo) de uno u otro Hemisferio, la figura podrá cambiar "repentinamente" de dirección de giro (de derecha a izquierda o de izquierda a derecha). De aquí la importancia de conocer qué de nuestras dos lateralidades cerebrales está interviniendo en momentos concretos según la situación que vivimos.
Y un asunto muy interesante relacionado, no con los ojos, sino con los Orificios Nasales, es que si tenemos una de las dos narinas obstruidas (congestionada), el hemisferio cerebral de dicho lado, al no estar el aire (que respiráramos si estuviera destapada) estimulando las células sensoriales de la nariz (del olfato), dicho hemisferio homolateral estará inhibido de intervenir mientras dure ese bloqueo. Y por supuesto que si tenemos congestionadas ambas narinas, difícilmente será eficaz el uso de nuestro Córtex Cerebral, el cual fue desarrollándose "filogenéticamente" gracias a la intervención de las células sensitivas del Bulbo Olfatorio. La siguiente figura muestra la "prolongación" del Bulbo ("B") dando lugar al Telencéfalo ("T"), que irá "envolviendo" al Diencéfalo ("D"), como ya veremos en el capítulo "El por qué de un Hemisferio Racional y otro Emocional".
Las estructuras cerebrales que constituyen la Corteza Cerebral se desarrollaron precisamente a partir de intervenciones de las estructuras primarias olfatorias (de un primer "Lóbulo Olfatorio" cuando aún no había prácticamente estructura cerebral como hoy la conocemos), y aún precisan de la intervención de estas estructuras olfatorias para seguir actuando en nuestra mecánica mental intelectiva para que nos permita ir desarrollando nuestra capacidad de Conciencia, objetivo primordial de la vida animada. Respirando por la boca podemos mantener la vida del Cuerpo, pero nuestro cerebro se verá dominado por las emociones y no por la capacidad de enjuiciamientos que podamos hacer sobre las situaciones que vamos viviendo, o dicho con otras palabras, la percepción de la realidad que nos circunda.
Cuando hacemos deporte, tendemos a expulsar el aire por la boca, cuando no también al tomarlo. Con ello perdemos los grandes beneficios que tiene la hiperventilación por sólo la nariz, cosa que se puede hacer perfectamente si nos entrenamos un mínimo en ello, por mucho esfuerzo intensivo que estemos desarrollando y que reclame mucho caudal de aire (lo digo desde mi propia experiencia deportiva).
Si estamos en querer potenciar nuestra mente consciente, para poder superar con ella las posibles influencias de nuestras emociones, es seguro que puede conseguirse esa intensidad respiratoria exclusiva nasal. No busquemos sólo el estar fuertes o el tener un cuerpo atlético en su forma; busquemos que lo acompañe un cerebro de importante capacidad de discernimiento, que es lo que más nos diferenciará de la condición animal que está en nuestros orígenes evolutivos como especie.
Algo análogo a la sola respiración por la boca es lo que consiguen las personas que hacen uso del Tabaco: bloquean la posibilidad de intervención de aquellas áreas lateralizadas del cerebro (Lóbulos Temporales) que más trascendencia tienen en el desarrollo de la Conciencia y aún más específico en el Discernimiento. Si bien el mero hecho de respirar por la boca no posibilita la estimulación de esas áreas cerebrales, aunque no las daña, con el uso del tabaco sí se va generando un deterioro cerebral y generando bloqueos de más duración en el tiempo.
Si bien del uso del Tabaco se conoce su repercusión negativa en la estructura pulmonar y ciertos aspectos circulatorios, lo más desastroso es su repercusión en las posibilidades de nuestro cerebro, es decir, de nuestra mente en el aprovechamiento de lo que la vida nos ofrece para crecer como seres humanos: las posibilidades de la toma de Conciencia del sentido y significado de la vida que cotidianamente se nos va presentando. El hecho de que con el tabaco se va perdiendo sensibilidad olfatoria, además de gustativa, nos informa por este otro lado de la disminución de funciones que dispondrá el córtex cerebral.
En el Diencéfalo (corazón de núcleos cerebrales) se asienta el Instinto personal. Éste influye en la cualidad de desarrollo que tomará el Telencéfalo (C.C.). Pero las posibilidades de expresión de esta cualidad de la C. C. va a depender de la condición fisiológica corporal. Los Lóbulos Temporales precisan para su funcionamiento de una tasa importante de oxígeno, y cuando estamos en una atmósfera viciada, tienen dificultad de intervención en la mecánica cerebral del sujeto.
Con lo anterior no he querido decir que con el tabaco no podamos pensar, sino que lo que interviene de nuestra mente es simplemente nuestra capacidad genética alcanzada (podemos llamarla Instinto o capacidades instintivas personales). Con ella no está reñida ni la memorización ni el filosofar, pero sí y mucho el escudriñar en nuevos parámetros de entendimiento, en criterios fuera de nuestros esquemas personales; es decir, en aquello que venga con la posibilidad de aportar novedades a nuestros propios presupuestos.
Es aquí, pues, donde tiene sentido el tabaco, para nublar nuestra mente de tomas de conciencia que nos forzarían de alguna manera a enfrentarnos a lo que nos cuesta afrontar. Por eso vivimos más relajados con el tabaco, y también... podemos echar mano mejor de nuestra "fantasía".
La adicción que tiene el Tabaco no es tanto por las sustancias que pueda contener, como por la inhibición anímica sobre las situaciones de preocupación no deseada a la que nos fuimos acostumbrando con el fumar. Desde que estemos dispuestos a afrontarlas con entereza, el tabaco estará de más en nuestra vida. La "fuerza de voluntad" sólo es precisa cuando aún no estamos convencidos del todo de que deseamos el cambio. Una vez convencido "todo" nuestro ser, sin ningún solapado ego (de los diversos que constituyen cada personalidad) que no lo desee, el "esfuerzo" ya no se precisa, pues surge una nueva condición de ser que resuelve desde el entendimiento.
Sobre lo comentado de la capacidad que tiene el Tabaco de nublar nuestra toma de conciencia, hay que añadir el que con ese nublamiento, nuestra sensibilidad personal interna se ve menos expuesta a las afecciones del mundo exterior que cotidianamente tenemos que ir afrontando (en lo familiar, laboral, social, etc.). Y es aquí donde al Tabaco hay que asociarlo con factores Metabólicos, pues se dice de él que "adelgaza". Es cierto que sí influye en la fisiología corporal, pero especialmente por lo que el Tabaco se complementa con otros factores de protección a la sensibilidad emocional de la persona. Éstos son el Agua y las Grasas.
La tendencia hoy muy generalizada a la ingestión de alimentos Grasos, e igualmente el tomar mucha Agua, tiene su fundamento en la necesidad de protección de ese psiquismo emocional que fácilmente se vería afectado por las situaciones o circunstancias no gratas que constantemente nos acosan, si en nosotros está no afrontarlas en su crudeza natural.
Cuando fumamos "lo suficiente", los demás elementos protectores psíquicos no tienen por qué intervenir, y entonces nos resultará relativamente fácil el no situarnos en la Obesidad. Pero cuando dejamos el tabaco, el exceso de líquido o los elementos grasos -lípidos- tendrán que hacernos compañía, por mucho que nos esforcemos en que no sea así, pues es el subconsciente quien mueve nuestros aspectos fisiológicos, y él sabe de nuestra estructura orgánica y de lo que estamos dispuestos a afrontar en nuestros niveles de conciencia. Con esto no estoy justificando al Tabaco, ni a la Grasa ni a las gorduras por retención de líquido, sino posibilitando una mejor toma de conciencia de por qué tendemos a ciertos hábitos.
Algo relativamente similar puede ocurrir cuando estamos, por ejemplo, en un esfuerzo mental y nos cuesta avanzar (seguir resolviendo). Entonces podemos sentir la necesidad de comer o beber algo. Pero no se trata más de que el Estómago, centro energético esencial de las Emociones, se ve alterado por aquella dificultad y "reclama" dispersión de tal energía de concentración.
La respuesta más eficaz para relajar esa emoción de intranquilidad que se establece en el estómago es lo que estimule la secreción salival, como por ejemplo el simple forzar a que se forme en la boca. Yo suelo recurrir a esto, pues el beber o el comer dispersa de alguna forma la concentración mental (no me refiero al simple estudio, sino cuando necesitamos "discurrir" para "profundizar" en una materia). A veces he recurrido a remover en la boca algún trocito de pan "duro", que estimula la saliva, y ésta relajará el reclamo gástrico. Con la activación de la fluidez salival, reforzaremos la eficacia de la actividad cerebral.
Otro ejemplo importante donde se manifiesta la repercusión del no uso oportuno de las fosas nasales lo tenemos en el Síndrome Down, pero esto lo comentaré más adelante en el apartado sobre "Iridología: Nuestros Iris muestran toda la Fisiología Corporal".
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