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Todo está Cuantificado


Para comprender cómo Todo está “Cuantificado”, es decir, que hay un límite para todo aquello que se manifiesta o se expresa en nuestro campo (físico y psíquico) Planetario, hay que conocer lo siguiente:

Todo cuanto se va posibilitando en nuestro Planeta, es gracias a lo que entre todos los seres que lo poblamos (en las sucesivas y constantes encarnaciones) vamos dando lugar con nuestros Pensamientos, Sentimientos, Emociones, Palabras, Gestos y Acciones. Y cuanto más se va repitiendo algo de ellos, más fuerza va cogiendo para poder ser expresado, por ir ampliándose y reforzándose tales asuntos, que van quedando a “disposición” de los que habitan el planeta, en función de aquello por lo que cada cual se va motivando y cultivando.

Una Atmósfera virgen, sin experiencias de algún tipo en ella, es como un ser simple e ignorante, incapaz de expresar algo por sí mismo. Los avances paulatinos de esa simplicidad, gracias a lo que posibilita la “interacción”, irán dando lugar a las posibilidades de expresión de cuantos vayan siendo partícipes de esa atmósfera, tal como los átomos van “creciendo” a raíz de los electrones y sub-partículas que van compartiendo.

Las mentes de todos los individuos de una especie -incluido el hombre- se encuentran unidas y formando parte de un mismo campo mental planetario. Ese campo mental -Campo Morfogenético- afecta a las mentes de los individuos, y las mentes de estos afectan al campo.

Es por estas razones que en nuestro Planeta hay tanto de actitudes vinculadas al miedo, la inseguridad, la preocupación, el egoísmo, la rivalidad, la lucha, la materialidad,... y tantas actitudes generadas por la ignorancia de nuestra condición de Almas, en la creencia de que somos seres perecederos necesitados de la “lucha por la supervivencia”, tanto contra la Naturaleza como contra nuestros propios congéneres y criaturas de los demás reinos. Aquello que “creemos” lo vamos materializando, pues nuestra Esencia es Creatividad, y todo se inicia y fluye desde el campo Mental. [ Ver “El Todo es Mente, el Universo es Mental”, de la Web Todo es Mental ]

Por tanto, una vez que un nuevo campo Morfogenético - un nuevo modelo de ser o de organización - ha llegado a ser, su campo se hace más fuerte a través de la repetición. El mismo patrón se hace más probable que ocurra de nuevo. Los campos contienen una especie de memoria acumulativa. Los campos evolucionan en el tiempo y forman la base de los hábitos. Y desde este punto de vista, la Naturaleza es esencialmente habitual. Estos Campos no se debilitan ni con la distancia ni con el paso del tiempo. En algunas tradiciones filosóficas lo llaman "Archivos Akásicos".

Cuando adquieren cierta intensidad, se propagan más allá del espacio donde se confirieron (del propio individuo creador, de su grupo o de su espacio planetario), a través de la "resonancia mórfica". Es así como estos campos permiten la transmisión de información entre organismos de la misma especie sin mediar efectos espaciales. Y no sólo gobiernan la estructura de los organismos, sino también su conducta. Esto fue dando lugar a la "Noosfera" a nivel planetario, que es lo análogo al pensamiento global. La Noosfera se ha definido como la red planetaria pensante, un sistema de conocimiento e información, una red global de autoconciencia instantáneamente retroalimentada.

La teoría de Interacción Neuronal (no continuidad física de las neuronas, sino la existencia de “sinapsis” o comunicación interactiva) que percibió Ramón y Cajal, aplicado al párrafo anterior, a lo planetario y universal, mostraría, como la física cuántica, que el individuo aislado no tiene razón de ser, que todo es "función de interacción", la cual precisa de esos campos donde se hace posible la misma.

Al igual que en el Cuerpo, a través del flujo sanguíneo, en que cada uno de los elementos orgánicos se motiva por determinados nutrientes y cada uno de los demás por otros, en el mecanismo de selección está implícito en la inercia que caracteriza a cada cual (cada órgano o cada individuo), por lo que los nutrientes alcanzan su destino en función del magnetismo que cada elemento genera desde su condición específica.

Así como existen "atracciones", del mismo modo existen "repulsas", gracias a las leyes de complementariedad de la Vida. La atracción y la repulsa magnética es algo que está presente en todo el Universo. Y en los Campos Mórficos ocurre otro tanto igual, pues son elementos del mismo Universo. Cada ser humano y cada colectivo se motiva por algo de la "despensa común", y hacia ésta vierten luego sus aportaciones, tanto de lo creativo como de los desechos de sus metabolismos psíquicos.

Debemos ser conscientes de cómo formamos una Unidad multicelular, donde todos dependen de todos, y cada cual vivencia en función de las vivencias de los demás y no desde su pretensión individual o ego-centrismo. "Individuales pero en colectividad", "únicos pero vinculados", "libres pero compartiéndonos".

El enriquecimiento que ofrecen los Campos Mórficos requiere de "implicarse en aquel por donde discurre  alguna de nuestras motivaciones". Cuando nos limitamos a leer o a mirar sobre alguna cosa, persona o situación, sin "interaccionar" de algún otro modo con ella, de poco nos servirá evolutivamente hablando, ya que "no entramos en dicho campo". La Comunicación nos posibilita el abrirnos a un campo más amplio que el de nuestras meras posibilidades individuales. Con tal apertura podremos añadir algo nuevo a nuestros contenidos sobre dicho campo. Sepamos que "nada cambia si no intercambia". En esto, un simple comentario inicialmente superficial, puede servir de puerta para una comunicación donde, gracias a la puesta en común de "los campos que cada sujeto puede mover desde sí", se profundice en el esclarecimiento de aquello que limitaba nuestra incursión eficiente en dicho campo o área de conocimiento desde sólo nosotros mismos.

Si no expresamos de lo que vamos percibiendo en una información (en conversación, charla, conferencia,…), por muchas cosas valiosas que nos estén diciendo, nada calará en nuestra estructura (interior), y cuando me distancie de mi interlocutor, el campo donde se desarrollaba tal información quedará disperso con la ausencia de quien más lo generaba (lo canalizaba hacia el colectivo donde se manifestaba). Con esa dispersión de dicho "campo", las palabras o conceptos que durante tal acto creí entender, aparecerán ahora con poco sentido o dificultad de entenderlas; no las entrelacé en mí con algún modo de intervención manifiesta.

Tras lo hasta ahora expuesto, es importante conocer cómo intervenimos en los Campos Mórficos, siendo nuestros modos de Respirar la clave fundamental. El aire que respiramos es el fluido a través del cual discurren las energías de desarrollo de las consciencias.

Cuando venimos a nacer a la Tierra, con nuestra primera respiración nos hacemos ciudadanos de este mundo, con posibilidad de incidir en su atmósfera psíquica a partir de lo que recibimos en nuestra mente a través de ese constante intercambio de fluidos etéreos en los que intervienen nuestros pulmones, con cuyas continuas inspiraciones y espiraciones posibilitamos la interacción psíquica dentro de los diferentes núcleos en los que se va ubicando nuestra conciencia.

De la atmósfera psíquica terrestre iremos canalizando (tomando en uso) los valores psíquicos que caractericen a nuestra personalidad, a fin de irlos transformando en nuestro interior, tal como un árbol hace con los elementos de la tierra donde implanta sus raíces, y exhalando a la atmósfera el fruto de su metabolismo más interno.

En la Profundidad y Amplitud con la que respiremos por nuestras vías "nasales", así será la amplitud de intervención que posibilitemos a nuestra Conciencia. Y según el estado anímico interno en el que estemos en cada momento, así será el modo en el que iremos envolviendo a todo aquello que traigamos a la Mente.

Todo (persona, cosa, situación,…) es energía, y al traer algo de ello a nuestra conciencia, es como tenerlo presente, haciéndolo reaccionar según sea el estado interno en el que estemos y la intensidad de nuestra respiración. La respiración por la nariz estimula las estructuras concienciales; la respiración por la boca estimula las estructuras emocionales.

Hablar de Energías  o de Valores humanos  es hablar de una misma cosa. La realidad de la vida es un “fluir vital” que podemos percibir de muy diferentes modos según la "vibración" desde la que lo observemos.

Dado que no somos los "propietarios", sino los "usuarios", de los valores que se expresan a nuestro través,  y que “nadie cambia o evoluciona” si no intercambia valores de los que en él está en posibilidad de expresar, el marco más esencial dentro del cual los individuos evolucionan es el Familiar (también el Laboral es importante).

Venimos con una inercia genética o "potencial personal" de intervención o expresión, y esa potencialidad nos permite atraer hacia nosotros y hacia nuestro entorno, la ración energética que nos corresponde como individuo, la cual va expresada en "quantos" de energía o "paquetes de cantidades concretas" de energía de valores específicos.

Durante todo el tiempo de la concepción de un nuevo miembro familiar, éste moviliza los niveles fisiológicos de la madre para que se opere a través de ella el cuerpo que viene identificándolo en su expresión encarnada. E igualmente movilizará el proceder del padre en lo que tenga éste que aportar como alimento energético del cuerpo y personalidad del ser que gestan. Estos cambios en los procederes de padre y madre serán muy notorios cuando con alguno de ellos o con ambos exista marcada diferencia de personalidad (con la personalidad que ya le era propia al individuo cuyo cuerpo se gesta). Y apenas si surgirán cambios en sus progenitores cuando exista con ellos analogía de personalidad. Así pues, las circunstancias de un embarazo o gestación son extraordinarias para adquirir información acerca de la condición de la personalidad que viene a encarnar.

El hijo que gestamos acapara para sí lo que en nosotros debe de desprenderse o no soportamos "dentro", y cede de sí lo que precisa apartar de él y que encaja en nuestras propias necesidades o tendencias. Y es así como un hijo llega en el momento oportuno en que nuestra vida tiene que experimentar algún cambio importante.

A partir del momento de la concepción de una persona, en el cual se inicia la gestación del cuerpo que "de nuevo" le caracterizará, irán ocurriendo una serie de “trasvases” -intercambios- de valores, desde las posibilidades de su integridad, hacia los demás miembros que constituirán su familia terrenal, y desde estos hacia él. Trasvases de energías o valores que discurrirán a través de los "canales" que generan las "relaciones emocionales" que a nivel del subconsciente van desarrollándose entre todos ellos.

De esta manera, cada individuo va adquiriendo la estructura de la personalidad que ha venido a desarrollar. Y es así como con cada nacimiento, los miembros de una unidad familiar (o unidad social) adquieren la posibilidad de notables modificaciones en la expresión de sus personalidades. De este modo, el nuevo miembro "acaparará para sí" del campo global donde ingresa, las energías que le posibilitarán seguir en el cultivo de su personalidad.

La evolución humana pasa por un proceso en que “todo aquello que no soportamos en nosotros pero que está en nuestra posibilidad de tomar cuerpo o expresión”, se manifestará a través de alguno de nuestros hijos, para que al verlo fuera (y cercano) y en persona de nuestra sangre, nos veamos forzados a reconsiderarlo y a trabajarnos sobre ello, aunque lo más usual es que demos lugar a recriminaciones, nada resolutivas, sino que a la larga, lo que no soportamos en él, se afianzará aún más en nosotros mismos. Mientras lo que no soportamos en nosotros se manifiesta en un hijo, no percibiremos que está también en nosotros, pues él acapara esa expresión (ese campo energético), pero al no aplicarnos a su comprensión mientras está "fuera", tal actitud nos "tomará más adelante”.

Y volviendo a la consideración primera sobre la Noosfera, recordar que...
Las actitudes y modos de ser (físicos y psíquicos) que desarrollamos los seres humanos es algo que va dando lugar a una especie de "Despensa Psíquica Colectiva", hoy día denominada "Campos Morfogenéticos", a la cual van todos aquellos para desde ella estar a disposición de quienes cultivan unas y otras actitudes.

Dichos modos y actitudes que entre todos generamos no es algo que se almacene en nuestro interior (del individuo), sino que entran a formar parte de un "legado" o producto de la colectividad, ya que es a partir de ésta como se van elaborando conforme se les va dando vida en las interacciones humanas. En cada uno de nosotros lo que se va desarrollando es la capacidad para "canalizar" unos u otros modos y actitudes, según el hábito cultivado. Nuestro organismo corporal (Vísceras y Cerebro) se constituyen en la antena receptora y emisora de tales valores o campos.

Esas actitudes no son, pues, "propiedad" de los individuos, sino del Ente colectivo que forman. Como tal producto elaborado, su disponibilidad está en función del nivel de producción y del de uso. Las actitudes poco desarrolladas, estarán disponibles para pocos. Las muy elaboradas, podrán expresarlas muchos.

De esto anterior podemos comprender la importancia de no seguir alimentando negatividades de la mente y sí el aplicarnos a sembrar actitudes positivas, si es que queremos que en el torrente de Pensamientos que llega a la Mente Humana Global cambie algún día su gran contenido de negatividades.

En otras palabras: Si queremos percibir una Mentalidad Global Humana Positiva, apliquémonos en su siembra, que es poquito lo existente, mucha el hambre de ella y excesivas las protestas de "cómo es la gente" y "cómo está el mundo". ¡Cosechamos lo sembrado!

Y por último, considerar que...
Las leyes que rigen en la Materia gobiernan igualmente los Comportamientos y Actitudes humanas. Por tanto, no hay un "potencial ilimitado" del que podamos echar mano. Todo ha de ir siendo elaborado paso a paso, peldaño a peldaño, experiencia tras experiencia. Es en esto donde toma sentido la existencia de los Campos Morfogenéticos, de los Campos de Conciencia, los cuales van evolucionando como cualquier otro campo de los diferentes "reinos". La Interacción Colectiva es el cauce de su Evolución.

Así pues, podemos inferir que el objetivo de "Vida" es la Interacción, en la que debemos saber encajar el valor de las Diferencias y la necesidad de las Re-Particiones de los múltiples Valores que se aportan desde la Singularidad,  desde  los individuos "diferentes".

Con lo que "entre Todos" aportan se constituye la Colectividad. Y es así que...  el que mucho expresa, mucho acapara de tal expresión, y a otros sumergirá en la inexpresión, en la pobreza expresiva de tal, haciendo posible su polaridad contrapuesta para que ambas puedan ser expresadas a un tiempo y se constituyan en experiencia de ser, en expresión manifiesta. Adjudicarse, pues, la "titularidad" o propiedad de un Valor, de prepotencia en algo, es expresivo de ignorancia de los recursos de los Campos Colectivos de los Valores Humanos.

Tras llegar a estos conocimientos, digamos con convencimiento:

No Soy, No Eres, ¡SOMOS!

 

Mas... traspasando el ámbito de lo Encarnado, quedaría pendiente poder concretar que, en el plano de los Desencarnados, existe otro Campo Mórfico que parece condicionar a una forma progresiva, la Evolución en el mismo hacia la Consciencia de lo que llamamos Espíritus Elevados; asunto a desvelar en las comunicaciones mediúmnicas psicografiadas que hemos recibido y seguiremos recibiendo de ese “otro” Plano vivencial, si las abordamos con espíritu de investigación abierta hacia esos niveles de “existencia”.

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