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[Actualizada: 8 Septiembre 2025]
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Proceso de nuestro Espíritu
Estamos creados, como es lógico, a imagen y semejanza de la Esencia de nuestro Creador, Dios. No debe confundirse con la extendida expresión de “ser a imagen y semejanza de Dios”, por lo cual, No Somos Dios, sino que Su Esencia está en nosotros.
Él es Espíritu Puro, eterno e increado, máximo exponente de Amor y Sabiduría, creador de cuanto ha dado lugar al Universo, donde nos desarrollamos como Almas peculiares creciendo indefinidamente en los atributos de nuestra Esencia, de Su Esencia.
Como realidad, Somos cada cual, el Ser espiritual que nos identifica, dentro de la Unicidad que entre todos y el Universo formamos. Ser espiritual que va evolucionando a través de las sucesivas expresiones encarnadas (materializables) que va adquiriendo en su condición de Alma, mediante los procesos materiales que va posibilitando, para el desarrollo de la Consciencia de sí misma.
Entre cada vida encarnada como Alma, en la que sus expresiones se ven condicionadas con los estados y cualidades del Cuerpo al que va dando lugar, nuestro Ser se expresa en los planos y mundos sutiles, con una envoltura sutil, no ya tan densa y condicionante como lo es el Cuerpo en lo encarnado; envoltura llamada Periespíritu (lo exterior del espíritu).
Con el Periespíritu experimenta otro modo de vida, en algunos aspectos similar a la vida encarnada, pero sin las limitaciones de lo material, y con una amplitud de percepciones que los sentidos físicos de acá no posibilitan. No obstante estar todo ello condicionado a los parámetros de la Mente que desarrolló en lo terrenal y las creencias y estados anímicos que pudieren mantenerse en él, es decir, seguirle en su estado espiritual, hasta tanto sea capaz de superarlos.
Al igual que somos asistidos constantemente por algún ser espiritual durante nuestra encarnación, en estado desencarnado estaremos inmersos, si nuestras tribulaciones mentales tras desencarnar no nos lo impiden o retrasan, en una colectividad espiritual en la cual podremos sanar de afectaciones que nos puedan acompañar, y de superarnos en conocimientos de nuestra realidad espiritual, así como ejercitarnos en la práctica del Bien, la Solidaridad y el Amor que deben regir los comportamientos de todo Ser.
Como prueba de nuestro aprovechamiento en la mencionada Colectividad espiritual, más tarde o temprano se nos posibilitará el poder reencarnar de nuevo, a fin de demostrar lo que como Espíritu aprendimos y se nos sugirió para nuestro crecimiento como tal, así como superar tendencias inapropiadas que en nosotros estén aún en poder darles vida en el mundo material. Y será así hasta que nuestra elevación espiritual sea merecedora de otros planos y mundos de existencia donde no existan los condicionantes y negatividades propias de los mundos no evolucionados (de desarrollo inicial, de pruebas, de reparaciones, de expiaciones, etc.).
Como final de esta corta información de aconteceres de la vida espiritual, expresar otro error en que con facilidad incurre el ser humano, y es el pedir “al Universo”, lo que debiera ser pedido a Dios, pues aquel es Su Creación y no Su Ser, de cuya Esencia estamos hechos, al igual que el propio Universo.
Al párrafo anterior, para comprenderlo mejor hay que añadirle lo que el sublime espíritu de nuestro hermano Jesús el Cristo, vino a decirnos sobre los Mandamientos de la Ley, que sobre el particular fue lo siguiente:
El primer mandamiento de todos es: "El Señor tu Dios es un sólo Dios; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu entendimiento y con toda tu fuerza". Añadiendo en otra ocasión: Se acerca la hora, y es ésta, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad. Porque el Padre también busca hombres que lo adoren así. Dios es espíritu, y es necesario que, aquellos que le adoren, le adoren en espíritu y en verdad.
Cuando “pedimos” al Universo, mostramos que sigue siendo en nosotros la necesidad de “adorar” aquello que podemos ver con estos sentidos terrenales, debiendo saber que aquel no es más que una creación, pero no el Ser que lo hizo posible, el cual es Espíritu puro, infinito y eterno en sus Valores. Así pues, no olvidemos esto mencionado si queremos ser eficientes en nuestras invocaciones.
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Que la Paz sea en tu Corazón
y la Luz en tu Discernimiento.
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Angel Baña Ruiz