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[Actualizada: 9 Septiembre 2025]
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Continuando nuestro Proceso Espiritual
Diferencia en nuestra condición de
“Encarnado” o “Desencarnado”
Las imágenes que siguen ayudan a comprender la diferencia entre nuestro estado Encarnado y el Desencarnado. El primero, como Alma durante su proceso terrenal. El segundo, como Espíritu una vez nuestra Alma se desprendió del cuerpo terrenal, en su vivencia en “Colonias” etéreas (no perceptibles desde lo encarnado) más o menos cercanas a la corteza terrestre.
La diferencia esencial está en que el Ser Encarnado, en cuanto a su condición “etérea” se muestra como Alma, es decir, sujeta a un Cuerpo físico denso; y en cuanto a su dimensión física, se muestra como Cuerpo, con el cual ejecuta acciones en el mundo material. Sus Criterios (dependientes de su Intelecto) y Emociones (dependientes de sus Sentidos) tienen las limitaciones que la estructura corporal le infieren.
El Ser Desencarnado, en su condición etérea se muestra como Espíritu, es decir, sin estructura material condicionante o limitante, si bien tiene una especie de envoltura fluídica (el Peri-espíritu) que le permite mostrarse en su peculiaridad individual, así como desarrollar acciones y creaciones. Sus Criterios y Emociones (liberados de las limitaciones de la densidad material) tienen una fluidez y amplitud de intervención amplísima, si bien dependientes de los condicionantes que aún pudiera mantener de posibles perturbaciones de lo aún no liberado de su experiencia terrenal por apego a determinadas formas de ser o acontecimientos vividos fuera de la Ley universal de Amor que está por encima de todo proceder humano.
Dado que el objetivo de la Vida es el desarrollo de las Potencialidades de nuestra Esencia, una vez nuestro Ser ha alcanzado la condición Humana y desarrollado en ella Valores elevados de Amor y Sabiduría, a través de las incesantes Encarnaciones en mundos materiales (de crecimiento y de rectificación de errores vivenciales), alternadas con vivencias fluídicos en espacios inmateriales, irá desapareciendo en él la necesidad reencarnatoria en tales mundos, si bien habitará otros carentes de situaciones de dolor y sufrimiento, donde la Vida tiene otros parámetros bien diferentes en formas, contenidos, duración y posibilidades creativas. Y seguirá evolucionando en elevaciones de sutileza y radiación, hacia esferas y circunstancias inconcebibles para nuestra limitada mente, camino de acercamiento a los Valores de pureza de nuestra Deidad.
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Que la Paz sea en tu Corazón
y la Luz en tu Discernimiento.
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Angel Baņa Ruiz